Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que el local sea reconocible y que refleje la personalidad del negocio. Para ello lo ideal sería tener: una fachada atractiva, un rótulo corporativo y un escaparate que cambie de forma periódica.
(Para esto lo más ocurrente es usar murales o vinilos adhesivos y piezas económicas realizadas en cartón o pvc)
Una vez que el cliente se adentre a conocer nuestro negocio este debe sentirse orgulloso de haberlo hecho. Lograr en el interior, una conexión con la imagen que proyectamos en el exterior ayudará a crear este efecto.
Aprovechar al máximo el espacio del que disponemos, también es importante, estaría bien que aquel "rincón" que no resulta “útil” lo explotásemos para reforzar nuestra identidad con imágenes o promociones.
Un buen ambiente en el que nuestro cliente se sienta cómodo es inprescindible, esto lo podemos conseguir a través del uso del color, de la iluminación, de la distribución, la música, del olor… a través de pequeños elementos que bien combinados lograrán un local único al que nuestros clientes querrán volver.
Imágenes: Dodo Arts and Crafts Enmibolso y laststyleofdefense.com